19 de enero de 2011

UN RESTAURANTE LLAMADO TARTÁN * BY LA VANGUARDIA *

Autor; Cristina Jolonch
Publicación; LA VANGUARDIA

EL COMEDOR SITUADO EN LA PLANTA INFERIOR DEL NUEVO RESTAURANTE DEL CHEF MADRILEÑO MUÑOZ-CALERO

Puede ocurrir que al oír HABLAR POR PRIMERA VEZ DE ESTE ESTABLECIMIENTO ENTIENDA USTED “Un Restaurante llamado Tarzán”, como le pasó a esta cronista, que ya imaginaba la decoración selvática en las paredes y las sillas con la tapicería de leopardo que vuelve a ser tendencia. Y resulta que no, que las paredes, las sillas y casi todo en este nuevo restaurante está tapizado de tartán, eso tejido de las faldas escocesas que al parecer entusiasma al propietario de la casa, el chef Javier muñoz-Calero. É lo describe como “un tejido con identidad propia, porque da calor, por sus múltiples colores y texturas, por ser clásico y a la vez moderno” (si tiene usted interés en la materia, él le puede explicar un montón de curiosidades sobre esa tela y sus orígenes). Pero más aún que los cuadros, Muñoz-Calero está enamorado de la cocina: hijo de empresarios y nieto de Vicente Calderón, tuvo la suerte de poder formarse en hostelería en Suiza. Luego su propia curiosidad y la firme vocación le llevaron a viajar para conocer diferentes cocinas (trabajó y estudió nueve meses en Tailandia) , así como ponerse a las órdenes de algunos de los grandes cocineros españoles, de los que prefiere que no se publiquen los nombres, “porque no quisiera aprovecharme del prestigio de esos grandes profesionales”. Todas esos vivencias personales y profesionales, los aromas de la cocina de su infancia (“la salchicha seca de Ánguilas que traía mi abuelo o los helados que tomaba en Irlanda cuando mis padres me enviaban a estudiar allí”) o la de los ligares lejanos en que ha vivido es lo que quiere plasmar en su Tartán. Es este lugar un lugar curioso: podrá gustarle o no ser de su agrado, pero sin duda notará el esfuerzo del propietario, que cuenta con la colaboración de su madre, para que los clientes se sientan a gusto. En Suiza conoció la rigidez del servicio, que él ha preferido cambiar por un trato cordial e informal. La comida que ofrece es una mezcla curiosa: desde una tapita de ensaladilla con aguacate muy acertada o una muy floja coca de tomatitos con rúcula y parmesano, a guisos clásicos como la riquísima costilla de ternera con verduras, los tartars (que prepara de paro, de atún y de carne) o platos con influencia tailandesa, como las bolitas de ternera tai y minibrochetas de pollo crujiente.
Dos avientes
La mayoría de las mesas se encuentra en la parte inferíos. Pero también se puede comer en la parte de arriba, más luminosa de día, donde hay una barra en la que preparan cócteles.
Madrid – General Pardiñas, 56 – Teléfono: 914-024-689. Precio aproximado: 35 euros.

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