22 de febrero de 2011

LA BODA GAY DEL MODISTO DE LETIZIA * BY EL MUNDO *

AUTOR; Beatriz Miranda
PUBLICACION; ELMUNDO
FECHA; 11/12/2010


EL DISEÑADOR FAVORITO DE LA PRINCESA SE CASÓ EL DOMINGO EN SALAMANCA CON EL CUBANO JOELNORBERTOVÁZQUEZ, UN GALERISTA QUE VIVE EN BEIRUT CON EL QUE LLEVA SALIENDO AÑO YMEDIO Y QUE TIENE UN FÍSICO DE FUTBOLISTA.
AUTOR; Beatriz Miranda
PUBLICACION; ELMUNDO
FECHA; 11/12/2010
http://www.unrestaurantellamadotartan.es/prensa/Varela%20Tart%C3%A1n-1.pdf

Haciendo honor a su discreción casi enfermiza, el diseñador Felipe Varela (43 años) se casó este domingo en la más estricta intimidad. Un grupo reducido de amigos le acompañó a dar el «sí quiero» a su novio del último año y medio: un cubano tan fibroso como él que se llama Joel Norberto Vázquez. Ambos contrajeron matrimonio civil en el ayuntamiento de Castellanos de Moriscos, una localidad de 1.800 habitantes a apenas ocho kilómetros de Salamanca. Les unió el alcalde del municipio, el socialista José Ignacio Escudero Sánchez —«mi primera boda gay», confirma a La Otra Crónica—, probablemente en la sala de plenos, delante de una bandera de España y de la foto de los Reyes, jefes de la institución a la que el modisto de cámara de la Princesa de Asturias debe casi toda su fama.
Vestido de forma sobria tal y como le caracteriza; con un sencillo pantalón oscuro, una haqueta de terciopelo negra, una camisa azul de las que popularizó José María Aznar en los 90 y unos zapatos de cordones, Varela intercambió anillos con su única pareja formal conocida hasta la fecha.
Joel Norberto Vázquez es un fotógrafo y galerista de arte que vive en Beirut a quien le presentaron en una cena de amigos comunes.
Quizás intercambiaran miradas en uno de los lugares favoritos del creador, el restaurante Tartán, muy de moda en Madrid, cuyo dueño es el chef Javier Muñoz-Calero y donde el precio medio del cubierto es de 38 euros. Allí, el isleño y el madrileño suelen degustar los platos del restaurador de 32 años, inspirados en sus viajes por el mundo, una afición que comparte con el couturier.
A pesar de creer que nadie se enteraría de que este 5 de diciembre, en plena temporada baja de bodas, pasarían por el altar (no acudió ni siquiera al enlace la extensa familia de Varela, formada por ocho hermanos, entre ellos, su mano derecha en la empresa, Ruth), Felipe y Joel fueron fotografiados al salir del consistorio. Al percatarse de la presencia de los paparazzi, el diseñador se puso una gorra y unas gafas de sol.
ROJO PASIÓN
El cubano se parapetó tras otras lentes ahumadas para ocultarse el rostro, pero se vio su traje de novio, que era tan sencillo como el del modisto, aunque con un toque más pasional. Joel llevaba vaqueros, una chaqueta negra con solapas de raso y una camisa del mismo rojo que ha consagrado a Varela como diseñador a través del cuerpo de Doña Letizia. Un tono bermellón muy especial, similar almagenta de Valentino, y exacto al que ha lucido la futura Reina de España por obra y gracia de su amigo Varela en dos ocasiones: en la última PascuaMilitar con un traje de terciopelo y pedrería estilo Anna Karenina, perfecto para no pasar frío, y durante la cena preboda al reciente enlace de Victoria de Suecia y Daniel Westling con un sugerente palabra de honor plisado de seda.
«Fue una ceremonia muy sencilla, sin ninguna peculiaridad. Ni siquera sabíamos quiénes eran los novios», dice el alcalde de Castellanos a esta revista. Después, el reducido número de invitados acudió con los recién casados a celebrar el convite, pero nadie sabe el lugar del banquete, ni siquiera los parientes de Varela con los que LOC ha contactado y que juran y perjuran que se han enterado por la prensa de que Felipe ha abandonado oficialmente su soltería. Lo que sí aseguran sus hermanos es que no les casa que Felipe eligiera para el banquete el Mesón Castellano, cercano al ayuntamiento, el restaurante donde todas las parejas del pueblo salmantino festejan sus bodas. La palabra mesón parece que es demasiado cañí para este sofisticado contrayente. Otras personas del círculo de Felipe Varela desconocían hasta estos días la buena noticia, entre ellos su más firme competidor en el armario de Letizia: Lorenzo Caprile. Su amigo el especialista en moda Carlos García-Calvo es de los pocos que atestiguan su romance con el cubano y no le sorprende el nuevo estado civil del diseñador: «Joel es altísimo, guapísimo, parece un jugador blanco de fútbol americano». Varela, como los también modistos Calvin Klein (cuyo novio es el cincelado actor porno Nick Gruber) o Karl Lagerfeld (que ha fotografiado a su apolíneo toy boy Baptiste Giabiconi en el último calendario Pirelli), ha elegido a un chico muy atractivo para compartir su vida.
García-Calvo comenta que el caribeño vive a caballo entre Madrid y Beirut, pero sabe poco más de él. Con los novios ha compartido veladas en la bonita casa que Varela tiene en el barrio de Salamanca de Madrid, situada no muy cerca del atelier que posee en la milla de oro de Madrid, en la calle Ortega y Gasset, donde vivió la Infanta Elena con Marichalar y donde comenzó la estrecha amistad entre la Casa Real y este madrileño también educado en el colegio Santa María de los Rosales, como el Príncipe y las Infantas.
Desde que es el modisto fetiche de Doña Letizia, Varela, uno de los gays más influyentes de nuestro país, protege su anonimato hasta el exceso. Y eso que su popularidad hizo que se incrementaran las ventas de su marca un 225% de 2007 a 2008. No quiere saber nada de la Asociación de Creadores de Moda de España (la plataforma institucional de los modistos más clásicos de este país), ya que tuvo una mala experiencia en Pasarela Cibeles hace 10 años. Al parecer, en el certamen no valoraron su trabajo lo suficiente y decidió volar en solitario, aunque es cierto que se deja caer de cuando en cuando y del brazo de Joel por el backstage para apoyar a alguno de sus compañeros. A pesar de todo, con Cuca Solana, directora de la pasarela, mantiene la amistad: «Es maravilloso y encantador.
Compro en su tienda», dice a LOC. Pedro Mansilla, sociólogo experto en moda, recuerda cuando el padre de los Varela, un ingeniero de Montes, y su hija Ruth acudieron a él para pedirle consejo cuando Felipe llegó de París a Madrid para montar su propia empresa después de formarse con Kenzo y Lanvin, entre otros, previo paso por la escuela de moda Esmod y L’Institut Français de la Mode.
«En el departamento de moda de El Corte Inglés que fichaba a nuevas promesas tenía muchos admiradores, el patronaje de chaquetas que aprendió de Thierry Mugler era impecable».
PARÍS EN LOS 80
De aquella época como estudiante le recuerda de forma nítida Jaime Villalba, fotógrafo de Alta Costura retirado en la actualidad, pero artífice de los últimos libros y exposiciones sobre Elio Berhanyer y Roberto Verino del Museo del Traje de Madrid. «En aquel entonces era menos calvo...
Ha cambiado mucho físicamente, creo que se ha operado la nariz.
Ya era fan del culto al cuerpo», apunta Villalba.
Varela sigue, hoy por hoy, levantándose al alba para ir al gimnasio y a las 8.30 de la mañana ya está trabajando en el taller. «La última vez que le vi fue en la Fashion’s Night Out de Madrid...
Tenía una gran inquietud cultural. En París íbamos al ballet cuando el vestuario de los ailarines lo diseñaba Christian Lacroix. Le encantaba Gianfranco Ferré para Dior. Ya entonces tenía talento». Era el final de los 80 y tanto Jaime Villalba como los demás fotógrafos y modelos españoles instalados en París solían organizar fiestas en honor a su país de origen, con paella, sangría y flamenco.
«Felipe asistía a esas fiestas. Estábamos Avelino Estévez (fotógrafo de la agencia Efe, ya fallecido), la mujer de Julian Schnabel, Olatz López Garmendia...».
Esta semana Varela está en paradero desconocido.
Probablemente embarcó el lunes, una vez resuelto el caos aeroportuario debido a la huelga de controladores, con destino a un lugar exótico para disfrutar de su luna de miel con Joel Norberto Vázquez.
Ninguno de sus allegados suelta prenda sobre el país elegido. Son sus primeras navidades de casado.
Seguro que ya le ha dejado rematado a Doña Letizia el traje que lucirá en la próxima Pascua Militar, a la vuelta de la esquina.

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