24 de junio de 2011

Tartán, algo más que una tela

Si buscas en Madrid un lugar original y acogedor para una cena romántica o con amigos te recomiendo el restaurante Tartán en pleno barrio de Salamanca. Desde el primer momento nos trataron de maravilla y eso que llegamos casi a las doce de la noche, con cuarenta minutos de retraso de la hora de reserva. Pero no nos pusieron ninguna pega, todo lo contrario.

Nada más entrar te explicas el porqué del nombre. En cada rincón del local encontramos este tejido en paredes, cojines, sillas, mesas…de hecho en cada una hay un mantel de tartán de diferente color que representa a los distintos clanes escoceses. En el resto de la decoración encontramos plantas, velas, lámparas de araña y múltiples objetos personales elegidos todos con muy buen gusto. La luz tenue y las velas ayudan a conseguir esta atmósfera tan acogedora.


El tartán es una tela con nombre propio que aúna clasicismo y modernidad, algo que vemos reflejado en la carta. En ella encontramos productos tradicionales preparados de una forma muy original. Nuestra sorpresa fue el descubrir entre los entrantes salchicha seca de Águilas, una especie de “fuet” que raramente encontraríamos en un local que no fuera regentado por murcianos.


Para cenar elegimos diferentes tapas para compartir entre dos. En primer lugar nos trajeron el foie con corte de bizcocho, una mezcla de dulce salado que resultó deliciosa. También probamos el tartar de salmón, un plato que nos encanta pero que no preparan bien en todos los sitios. Este no nos defraudó. Quizá el que no acabó de convencerme fueron los muslitos de codorniz, curry rojo, nameko y shitake. La verdad que creo que me esperaba otra cosa pero es perfecto para los amantes de lo exótico. Por último pedimos la tabla de quesos que sirven con mermelada y tostadas de pan. Cada semana seleccionan 4 o 5 distintos procedentes de Holanda, España, Francia, Italia… así que puedes repetir en otra ocasión y probar quesos nuevos. Nosotros nos decantamos por estos platos pero he leído que también merece la pena probar la ensaladilla rusacon aguacate, cosa que seguramente haremos en otra ocasión. Para acompañar te sirven una cestita con diferentes tipos de pan.

Cuando trajeron la carta de postres, mi momento preferido de la cena, quería pedirlos todos. Me sorprendió gratamente la variedad de ingredientes y la originalidad que ofrecían. Al final escogí la tarta de chocolate con macadamia caramelizada y crema chantilly. Me quedé con ganas de probar el ice-cream con trocitos de galletas inglesas y falsos lacasitos pero estaba agotado, algo normal siendo ya las doce y media de la noche o algo más tarde.

Para regar esta cena te ofrecen una variada carta de vinos blancos, rosados, tintos, dulces y espumosos. Incluso te puedes tomar un cóctel o unas copas después.

Antes de abandonar el local no dudamos en presentarnos a Javier Muñoz Calero, creador de este local, como murciano y asturiana. Tanto él como sus padres fueron encantadores con nosotros y nos hicieron sentir como en casa. Les prometimos volver pronto y seguro que lo haremos, tenemos que saldar nuestra cuenta con la ensaladilla y el ice-cream.
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